domingo, 7 de febrero de 2010

A mi NO me gustó La teta asustada y no me compadezcas


A mi NO me gustó La teta asustada, ojo, lo digo después de saber que recibió el Oso de Oro en Berlín y antes de lo que pueda pasar en la entrega del Oscar. ¿Es que a todos nos tiene que gustar lo mismo? Muchas personas ni siquiera han visto la dichosa película, pero se dejan influenciar por la prensa y los comentarios "políticamente correctos". No se puede criticar la película porque si no, ya eres sospechoso de antipatriota, racista o neonazi. O peor aún, de pertenecer a la mancha de Aldito Mariátegui.

Es seguro que a muchos no nos puede gustar una película, pero no es lo mismo si digo que no me gustó Avatar o alguna película de Woody Allen. No hay problema, podemos discrepar, tomarnos un buen vino o unas buenas chelas bien helenas, no llegar a ningún acuerdo y terminar la conversación sin llegar a insultarnos o tildarnos de pituco neocolonial de Aisha, ni de indigenista caviar de Quilca.

En esta nota no voy a referirme a la calidad técnica de la película, dado que no soy un experto en cine, soy tan sólo un cinéfilo. Aunque vale la pena decir qué es lo que he visto, o creo que he visto. Primero, una narración lenta, claro que lo mismo se puede decir de muchas películas, finalmente una cuestión de gustos. Hay películas que te atrapan de principio a fin, y te dejan algo al final, no me refiero a un mensaje, ni a una moraleja. Las actuaciones me parecen flojas, comparadas con las de otras películas. Se aprovecha la naturaleza de los actores, en particular el origen indígena de la protagonista, algo que no esta mal per se, el movimiento Dogma 95 empleaba actores, que no eran actores, para narrar con crudeza la realidad; pero definitivamente, este no es el caso. Creo que en este film se hace para impactar, no en el ojo nacional (peruano), sino que la película esta pensada para un público objetivo (target) bien claro, europeo y gringo, una estrategia de marketing internacional. Hay que reconocer que a los gringos y europeos "intelectuales" e intelectualoides les gusta que les vendan cuentos exóticos (que pueden ser verdaderos o no, eso es otra cosa).

Por otro lado, el que una película gane o no premios no la hace mejor ni peor. Hay mucho talento no reconocido y también mucho "talento" sobrevalorado o inflado por algunos intereses. Es por esto que, los festivales son un mecanismo (señales de mercado) empleado por el sistema de consumo, para decirte lo que tienes que consumir y lo que no tienes consumir, lo que es “bueno” y lo que es “malo”. Hoy la industria cultural, el business show, la industria del cine, el negocio de las comunicaciones, son eso, exactamente eso, un negocio. Bueno, dentro de esta lógica no vamos a dejar de reconocer que hay buenas películas, que tienen éxito comercial, eso dentro de un sistema económico de mercado, simplemente, no es cuestionable. Aunque, me pregunto cómo sería o, mejor dicho, cómo será, el arte y el cine en particular, en una sociedad diferente a la sociedad de mercado.

La “controversia” desatada por la nominación de la teta asustada (The Milk of Sorrow) al Oscar -que es sobre lo que trata esta nota- no es causada por las discrepancias en las apreciaciones técnicas del film, que como toda obra artística es atravesada por la subjetividad. El problema surge cuando se toca la imagen del Perú, sobre todo, hacia el extranjero, en otras palabras el “qué dirán”. Propio de una familia con aires aristocráticos, pero que no tiene un cobre en que caerse muerta. Es preferible, desde este punto de vista, vivir en la ficción, y solo salir con nuestro cha-cha dominguero para que nos miren bien.

La importancia de la teta Asustada radica, desde mi punto de vista, es que muestra, con o sin acierto, una realidad que muchos prefieren ocultar debajo de la alfombra. La realidad de un país fragmentado, con una identidad nacional protozoaria, con una historia reciente de guerra interna, que quedará olvidada, en las páginas del informe de la Comisión de la Verdad.
Una identidad nacional, que en los últimos años ha intentado organizarse alrededor de ollas y fogones, porque es más fácil decir que el ceviche y el pisco son peruanos, antes que decir lo mismo de la exclusión, la pobreza y la marginación. No nos engañemos, la identidad nacional no se construye de arriba hacia abajo. La cocina como el cine peruano, no son la realidad, son tan sólo un reflejo de ésta.

El cine, como toda expresión humana, no está exento de una ideología. Esta ideología se manifiesta tanto en la forma como en el fondo, tanto en la estética visual y el contenido del mensaje. Si esta película estuviera pensada para los ojos de la mayoría de peruanos, que trata de retratar (en su ficción), debería ser un éxito entre las mayorías, que verían reflejadas sus vivencias, sus alegrías, sus tristezas, pero sobre todo su lucha diaria. Una película peruana para los peruanos, me pregunto ¿no debería también señalar las cosas buenas del pueblo?

La identidad nacional, seguro que así será, tiene que ser construida con los rasgos de las mayorías del Pueblo. Pero, eso significa que ¿todo lo que viene del Pueblo es bueno y es correcto? Hay que tener presente, que el pueblo ha sido degenerado por siglos de alienación y embrutecimiento sistemático, impuesto por el sistema educativo, la iglesia, los medios de comunicación, etc. que lo único que han perseguido es mantener el status quo de la explotación de las mayorías. La película de Claudia Llosa, ayuda en el sentido que pone en evidencia los problemas que tenemos como país fragmentado y sin identidad nacional. Pero, desde qué punto de vista, el de las mayorías o el de las minorías “criollas” que ven en el pueblo una sarta de indígenas corrompidos por su ignorancia o simplemente, en el mejor de los casos, “exóticos” cuyas historias superrealistas son dignas de la pantalla grande, para el deleite de algunos cuantos interesados.

De otro lado, he podido ver dos películas que compiten directamente, con la teta asustada. La argentina El secreto de sus Ojos, que a mi parecer tiene mejor factura técnica. A lo que se suma una buena historia, bien contada, que no tiene que recurrir al exotismo para atrapar al público, para conmoverlo. A partir de la historia personal uno toma consciencia de una época de dictadura militar, sin que lo convierta en un panfleto. Por el contrario, la teta asustada trafica con la imagen de un pueblo, en un afán esteticista, tratando de atrapar al espectador por lo bizarro del argumento, poniendo de fondo un periodo de nuestra historia reciente. La segunda película que he podido ver, es la francesa “Un prophète” que cuenta la historia de un nuevo recluso, mostrando lo peor del sistema carcelario francés, donde a partir del drama personal, uno logra percibir el problema de identidad nacional, ahora discutido aquí en Francia, por la gran presencia de migrantes de origen árabe. Ambas competidoras de la teta asustada, sin perder su calidad como obras artísticas de ficción, no tienen miedo en mostrar lo que esta mal y tomar posición.

Finalmente, me pregunto, ¿cuál es el impacto, para el pueblo, de que La teta asustada gane o no premios internacionales?, si la gran mayoría de peruanos ni siquiera tiene la oportunidad de asistir al cine. La mayoría se contentara con saber que la película de Claudia Llosa, que es peruana, residente en España y sobrina de Mario Vargas, es reconocida en el exterior. Me alegra saber que los peruanos triunfan en el extranjero, pero eso es gracias al mérito personal, no se debe a ninguna mejoría del cine nacional, mucho menos a la mejoría del país como toda una unidad. Es como decir que el Perú produce los mejores espárragos y alcachofas del mundo, pero, ¿cuántos de esos 30 millones de peruanos los habrán saboreado?

viernes, 22 de enero de 2010

La Genetica en la Infidelidad de las Mujeres


“No todas las mujeres son infieles, pero, de acuerdo con nuestro estudio sí están preparadas genéticaente para serlo. Este es el factor más importante dentro de la infidelidad: un 40%”. El estudio realizado por Spector (sobre 1.600 parejas de gemelas) demuestra que la infidelidad femenina se encuentra bajo una considerable influencia genética y, por ello, la conclusión lógica es que este comportamiento persiste “porque es evolutivamente ventajoso para la mujer”, según palabras del propio Spector.

En este sentido, estudios de ciertas tribus indígenas han demostrado que las mujeres que eligen a varios hombres para procrear son más fértiles, y sus hijos tienen mayor índice de supervivencia. La estrategia sería, por lo tanto, la siguiente:

Una vez que una mujer ha establecido una relación duradera con una pareja con quien es socialmente monógama, la fidelidad sexual no es, necesariamente, ventajosa para ella; a menos que su pareja sea el mejor dotado genéticamente, o que el riesgo de ser infiel sea mayor que el beneficio. Así, desde un punto de vista evolutivo, la mejor estrategia para una mujer sería buscar amantes con una carga genética distinta, si el riesgo fuese mínimo. Esto obligaría al hombre a agachar la cabeza, de no ser porque la naturaleza es sabia.

“Esta estrategia solo funciona con un número reducido de mujeres. Si existiera un grado excesivo de infidelidad femenina”, asegura Spector, “los hombres se darían cuenta. Con la consecuencia del abandono e incluso el asesinato de madre y cría. De este modo, un equilibrio entre fieles e infieles, entre castas y promiscuas en la población, puede ser una estrategia clave en el éxito de nuestra especie”.

Permiso para ligar…

Pero no solo de genética vive la mujer. Un estudio realizado por los profesores Steven Gangestad, Randy Thornhill y Christine Garver, de la Universidad de Nuevo México, ha demostrado que las mujeres son sexualmente más activas pocos días antes, durante y después de su período de ovulación. Ese no sería un problema si el interés se manifestara hacia su pareja. Pero no. “Los resultados muestran que las mujeres presentaron mayor interés sexual y fantasías hacia el resto de los hombres –no hacia su pareja– cuando son fértiles que cuando no lo son”, comentan Gangestad y Thornhill. Las estadísticas de infidelidad son… fieles a la teoría, pero infieles en la práctica. Para comprender esto, basta saber que para el 50% de las mujeres el cibersexo no es infidelidad (el 80% de los hombres piensa igual).

Y es que el engaño puede tener varias caras, aparte del sexo internáutico. Un 81% de las mujeres confiesa que coquetea con sus compañeros de trabajo, y dos de cada tres aseguran que tienen pensamientos sexuales con ellos… ¿Acaso es esto infidelidad? Los investigadores distinguen diferentes tipos de devaneos sexuales: el informático (que no va más allá de una webcam), el inocente (que no sobrepasa el coqueteo), el platónico (que no pasa del morreo) y el “plutónico” (que es infidelidad aquí y en cualquier otro planeta). Por eso son tan variadas las cifras a la hora de estudiarlas.

Una reciente investigación del Journal of Couple and Relationship Therapy asegura que entre un 45 y un 55% de las mujeres casadas son infieles. Para la sexóloga Janis Springs, autora de After the affaire, la infidelidad afecta a casi un tercio de las parejas. En promedio, las estadísticas de infidelidad aseguran que el 60% de los hombres son infieles, y que el 40% de mujeres les sigue los pasos. Esto hace pensar que si solo la mitad de las mujeres que son infieles, es decir un 20%, tiene un asuntillo con algún soltero, resulta que en el 80% de los matrimonios uno de sus miembros tiene una aventura. Para Sexole, el primer estudio sobre conductas y preferencias sexuales de usuarios de internet en España, las mujeres son más infieles que los hombres (50% frente al 44%) y también más apasionadas: un 65% exterioriza más las emociones en el momento del clímax, frente a un 27%.

Pese a la diferencia en las cifras, todas concuerdan en las tendencias. Mientras la infidelidad masculina se mantiene en una meseta del 50%, la femenina, desde hace unos 20 años, se ha “popularizado” hasta alcanzar –y quizá, gobernar– el hasta ahora feudo masculino del engaño. La periodista francesa Janick de Oliveira Cézar ha escrito, tras 5 años de investigación, el libro ‘Infidelidad’. Para ella, la razón de este incremento de la traición femenina es clara: “Ellas ahora tienen las mismas oportunidades que los varones. Muchas trabajan, y el lugar por excelencia para que se genere un engaño siempre fue el trabajo”. Cuando le preguntamos sobre la carga genética dentro de la infidelidad, Oliveira respondió: “Muchos se sorprenden al enterarse de que las mujeres tienen un gen que las lleva a ser infieles.

La antropóloga Helen Fisher lo describe fantásticamente en uno de sus libros: en muchas especies de animales (entre ellas, varias clases de simios), las hembras se escabullen por los matorrales con los más jóvenes”. Para explícitos, los animales. Menos del 5% de los mamíferos son fieles. Y tampoco estos lo llevan muy bien. Los machos de algunas aves, por ejemplo, cuando ven que su compañera está en conciliábulo sexual, vuelan directamente hacia el pretendiente y lo liquidan. A continuación, inseminan a la hembra. Los que no llegan a tal extremo de celos también tienen sus estrategias. Si un macho de rata o de mono, por ejemplo, ve a su pareja apareándose con otro, la vuelve a inseminar de inmediato. Esta es la razón por la que las ratas, los monos y los hombres, para qué negarlo, se excitan sexualmente al observar a otra pareja realizando el acto sexual.

Carrera hacia el óvulo
Al igual que en casi todos los demás aspectos de la sexualidad, el atractivo de la pornografía se debe a una conducta diseñada por la evolución para tener éxito en la guerra de espermatozoides. ¿Qué guerra es esta? La que ha sido confirmada recientemente por investigadores del CSIC. Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que en las especies en las que las hembras se aparean de forma promiscua, lo que provoca la competencia del esperma de distintos machos, el semen presenta mayor calidad. En concreto, se incrementan la cantidad, el tamaño y la velocidad de los espermatozoides. El director de la investigación, Eduardo Roldán, explica: “Al comparar entre sí cuatro especies de ratones, hemos descubierto que, cuando los espermatozoides tienen que competir con los de machos rivales, una mayor proporción de ellos se capacita para fecundar el óvulo”.

Más allá de las cifras y la genética, la realidad es que la infidelidad, vista como el engaño a una pareja, es una cuestión cultural. Son muchas las sociedades en las cuales las mujeres pueden tener varios amantes y que esto resulte beneficioso, o al menos aceptado, por sus miembros: los pahari del norte de la India, los inuit, los surui de Brasil, los mosuo de China y algunas tribus del África subsahariana y de Nueva Zelanda. También los primeros habitantes de las Canarias, los guanches, la practicaban. Lástima que se hayan extinguido.

Tomado de http://emprendeus.wordpress.com/2006/11/01/la-genetica-en-la-infidelidad-de-las-mujeres/